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Portugal: Die Ära Salazar (1933-1968)

Über 30 Jahre zwang der introvertierte Salazar Portugal seinen Willen auf. Konnte er das Land noch glimpflich durch den Zweiten Weltkrieg navigieren, so scheiterte das Regime schließlich am Unwillen Salazars, die afrikanischen Kolonien in die Unabhängigkeit zu entlassen.

Das Wesen des Estado Novo lässt sich mit der Hierarchie- und Ordnungssucht Salazars auf eine Formel bringen, die sich ebenso in den Staatsinstitutionen widerspiegelte: Pluralistischer Wettstreit wurde durch eine Einheitspartei, die Nationale Union, beseitigt; die verschiedenen gesellschaftlichen Systeme wie Kirche, Universität, Familie, Gewerkschaften in eine Ständekammer inkorporiert; unliebsame Meinungen von der Zensur getilgt. Oppositionelle schließlich von der neugeschaffenen politischen Polizei PIDE eingesperrt, gefoltert und in seltenen Fällen auch ermordet. Zwar hielten sich die Opferzahlen mit 50 Tötungen in fast 50 Jahren Diktatur deutlich in Grenzen. Die Gesamtzahl von knapp 30.000 politischen Gefangenen und die schweren Haftbedingungen im Konzentrationslager Tarrafal auf Kap Verde machen allerdings den repressiven Charakter des Regimes deutlich. Die 1921 gegründete Kommunistische Partei Portugals (PCP) stellte die ausdauerndste Opposition gegen die Diktatur dar, und musste deshalb auch die stärkste politische Verfolgung erleiden.

Außenpolitisch navigierte Salazar den Estado Novo am Zweiten Weltkrieg vorbei, in welchem Portugal offiziell „neutral“ blieb, jedoch sowohl die Alliierten durch die Bereitstellung von Flugstützpunkten auf den Azoren als auch Nazi-Deutschland durch den Wolframhandel unterstützte. Um das Weiterbestehen des Estado Novo in der Nachkriegszeit zu sichern, wurde wie auch im benachbarten Franco-Spanien der Begriff der „organischen Demokratie“ als Eigencharakterisierung eingeführt und zumindest Scheinwahlen zugelassen. Mit dem Aufkommen des Kalten Kriegs und dem Beitritt zur NATO 1949 als Gründungsmitglied sowie zur UN 1955 konnte der Estado Novo schließlich aus der internationalen Isolation heraustreten. In den frühen 1960er Jahren betrieb Salazar durch den Beitritt zur EFTA 1960 und zur OECD 1961 eine kontrollierte wirtschaftliche Öffnung. Trotz dieser Maßnahmen blieb Portugal zum damaligen Zeitpunkt jedoch weit hinter dem westeuropäischen Lebensstandard zurück.

Die erste ernsthafte Herausforderung wurde dem Estado Novo durch General Humberto Delgado im Präsidentschaftswahlkampf von 1958 bereitet. Ihm gelang es, in einer landesweit geführten Wahlkampagne die Massen zu mobilisieren. Durch Wahlfälschung ging die Wahl schließlich zugunsten des Regimes aus. Humberto Delgado wurde 1965 von der PIDE im spanischen Exil ermordet. Den unzweifelhaften Wendepunkt markierte schließlich das Jahr 1961 – ein veritables annus horribilis für den Estado Novo. In der Kolonie Angola erhoben sich afrikanische Freiheitskämpfer gegen die portugiesischen Kolonialherren. Der Aufstand, der mit unverhältnismäßiger Gewaltanwendung beantwortet wurde, markierte den Beginn des portugiesischen Kolonialkriegs. Dieser weitete sich sukzessive auf die afrikanischen Kolonien Mosambik, Guinea-Bissau, Kap Verde sowie São Tomé und Príncipe aus und sollte ganze 13 Jahre zu einem „portugiesischen Vietnam“ werden.

El "Nuevo Estado"... y sus víctimas (1939–1975)

Durante casi 40 años, Francisco Franco controló el destino de España, enfrentando entre sí a sus partidarios políticos y manteniendo vivo el orden de los vencedores de la guerra civil, al mismo tiempo que gradualmente abría la economía a inversiones extranjeras.

Mediante hábiles tácticas y gracias a la muerte de sus rivales políticos, Francisco Franco se había colocado a la cabeza de los militares insurgentes como el irrestricto “Caudillo por la gracia de Dios.” Gobernaría el país durante 40 años, manteniendo siempre la profunda zanja entre vencedores y vencidos de la guerra civil. El catálogo de enemigos del régimen incluía todo lo que se opusiera a la ideología de la "España eterna" con sus directrices de nación, iglesia y familia. Sobre todo, los individuos de mentalidad internacionalista y progresista fueron objeto de ataques constantes: socialistas, comunistas, anarquistas, masones, protestantes, ateos y homosexuales fueron tachados de "antiespañoles." A diferencia del estado nazi, la ideología incendiaria del estado franquista atacó a los judíos con intensidad menor. Jugó un papel importante el contrapeso de la Iglesia católica al partido antisemita Falange. Dentro de su régimen, que el politólogo Juan Linz describió como "autoritario" a diferencia de la democracia y del totalitarismo, Franco enfrentó hábilmente a diferentes grupos de sus partidarios – falangistas fascistas, monárquistas conservadores, devotos católicos.

En el plano internacional, España permaneció en gran medida aislada tras la finalización de la Segunda Guerra Mundial, de la cual Franco mantuvo su país al margen. Como las potencias aliadas vencedoras no tenían el menor interés en cooperar con un dictador tachado de fascista, España no fue aceptada en la OTAN tampoco recibió el apoyo económico del Plan Marshall. Económicamente, la década de 1940 fue desastrosa en España. La guerra civil había destruido las infraestructuras y los vencidos de la contienda tuvieron que faenar en su mayoría como trabajadores forzados en condiciones peligrosísimas en el Canal del Guadalquivir, el campo de Miranda de Ebro o en proyectos de prestigio como el monumento "Valle de los Caídos." En total, se calcula que unas 150.000 personas perdieron la vida en la oleada de represión posguerra. Apenas había un republicano, comunista o socialista convencido que no se enfrentó a desventajas permanentes en la asignación de puestos de trabajo y salarios en el "Nuevo Estado" de Franco.

Concluida la Segunda Guerra Mundial, Franco buscó una imagen más moderada como "centinela de Occidente" conservador enfrentándose al comunismo soviético. Los Estados Unidos en particular suavizó gradualmente sus sanciones contra el dictador. En 1953, Washington y Madrid concluyeron un acuerdo de bases militares, en 1955 España fue admitida en la ONU, y en 1959 el presidente estadounidense Eisenhower visitó Madrid. La "ley orgánica del estado" de 1966 era entonces un simulacro de una constitución democrática que dividía el poder entre Franco como jefe del estado, un consejo de la corona nombrado por él y un "parlamento de asentimiento" como cámara legislativa. Con la remodelación del gabinete de 1957, Franco había dado el pistoletazo de salida a la apertura económica del país. Economistas liberales y tecnócratas del Opus Dei católico tomaron ahora la iniciativa. El Pacto de Estabilidad de 1959 abrió el país a las divisas extranjeras. Los turistas europeos entonces acudieron en masas a un país en el cual presos políticos siguieron siendo ejecutados ocasionalmente por garrote vil.