For over 30 years, the introverted Salazar imposed his will on Portugal. While he was able to navigate the country smoothly through the Second World War, the regime ultimately failed due to Salazar’s unwillingness to grant independence to the African colonies.
The essence of the Estado Novo can be summed up in Salazar’s obsession with hierarchy and order, which was also reflected in the state institutions. Pluralistic competition was eliminated by a single party, the National Union. The various social bodies such as the Church, universities, the trade unions and even family were incorporated into a single chamber of estates. Undesired opinions were eradicated by censorship. Finally, opposition members were imprisoned, tortured and in rare cases murdered by the newly created political police, the PIDE. The death toll was limited to 50 victims in almost 50 years of dictatorship. However, the total number of almost 30.000 political prisoners and the severe detention conditions in the Tarrafal concentration camp on Cape Verde shed light on the repressive nature of the regime. The Portuguese Communist Party (PCP), founded in 1921, represented the most persistent opposition to the dictatorship and therefore also suffered the most severe political persecution.
In terms of foreign policy, Salazar navigated the Estado Novo through the Second World War, in which Portugal officially remained “neutral”, but supported both the Allies by providing air bases in the Azores and Nazi Germany through tungsten trade. To ensure the continuation of the Estado Novo in the post-war period, the concept of “organic democracy” was introduced as a self-characterisation, as it had been in neighbouring Francoist Spain, and mock elections were allowed. With the advent of the Cold War and Portugal’s accession to NATO as a founding member in 1949 and to the UN in 1955, the Estado Novo was finally able to emerge from international isolation. In the early 1960s, Salazar pursued a policy of opening up the country economically, albeit in a controlled fashion. He did this by joining the EFTA in 1960 and the OECD in 1961. Despite these measures, however, Portugal remained far behind the Western European standard of living at the time.
The first serious challenge to the Estado Novo was posed by General Humberto Delgado in the 1958 presidential election. He succeeded in mobilising the masses in a nationwide election campaign. Through electoral fraud, the election eventually went in favour of the regime. Humberto Delgado was assassinated by the PIDE in exile in Spain in 1965. The watershed finally came in 1961 – a genuine annus horribilis for the Estado Novo. In the colony of Angola, African liberation groups revolted against their Portuguese colonial rulers. The uprising, which was met with disproportionate use of force, marked the beginning of the Portuguese Colonial War which was to last for thirteen years. The war successively expanded to the African colonies of Mozambique, Guinea-Bissau, Cape Verde and São Tomé e Príncipe and became the “Portuguese Vietnam”.
Durante casi 40 años, Francisco Franco controló el destino de España, enfrentando entre sí a sus partidarios políticos y manteniendo vivo el orden de los vencedores de la guerra civil, al mismo tiempo que gradualmente abría la economía a inversiones extranjeras.
Mediante hábiles tácticas y gracias a la muerte de sus rivales políticos, Francisco Franco se había colocado a la cabeza de los militares insurgentes como el irrestricto “Caudillo por la gracia de Dios.” Gobernaría el país durante 40 años, manteniendo siempre la profunda zanja entre vencedores y vencidos de la guerra civil. El catálogo de enemigos del régimen incluía todo lo que se opusiera a la ideología de la "España eterna" con sus directrices de nación, iglesia y familia. Sobre todo, los individuos de mentalidad internacionalista y progresista fueron objeto de ataques constantes: socialistas, comunistas, anarquistas, masones, protestantes, ateos y homosexuales fueron tachados de "antiespañoles." A diferencia del estado nazi, la ideología incendiaria del estado franquista atacó a los judíos con intensidad menor. Jugó un papel importante el contrapeso de la Iglesia católica al partido antisemita Falange. Dentro de su régimen, que el politólogo Juan Linz describió como "autoritario" a diferencia de la democracia y del totalitarismo, Franco enfrentó hábilmente a diferentes grupos de sus partidarios – falangistas fascistas, monárquistas conservadores, devotos católicos.
En el plano internacional, España permaneció en gran medida aislada tras la finalización de la Segunda Guerra Mundial, de la cual Franco mantuvo su país al margen. Como las potencias aliadas vencedoras no tenían el menor interés en cooperar con un dictador tachado de fascista, España no fue aceptada en la OTAN tampoco recibió el apoyo económico del Plan Marshall. Económicamente, la década de 1940 fue desastrosa en España. La guerra civil había destruido las infraestructuras y los vencidos de la contienda tuvieron que faenar en su mayoría como trabajadores forzados en condiciones peligrosísimas en el Canal del Guadalquivir, el campo de Miranda de Ebro o en proyectos de prestigio como el monumento "Valle de los Caídos." En total, se calcula que unas 150.000 personas perdieron la vida en la oleada de represión posguerra. Apenas había un republicano, comunista o socialista convencido que no se enfrentó a desventajas permanentes en la asignación de puestos de trabajo y salarios en el "Nuevo Estado" de Franco.
Concluida la Segunda Guerra Mundial, Franco buscó una imagen más moderada como "centinela de Occidente" conservador enfrentándose al comunismo soviético. Los Estados Unidos en particular suavizó gradualmente sus sanciones contra el dictador. En 1953, Washington y Madrid concluyeron un acuerdo de bases militares, en 1955 España fue admitida en la ONU, y en 1959 el presidente estadounidense Eisenhower visitó Madrid. La "ley orgánica del estado" de 1966 era entonces un simulacro de una constitución democrática que dividía el poder entre Franco como jefe del estado, un consejo de la corona nombrado por él y un "parlamento de asentimiento" como cámara legislativa. Con la remodelación del gabinete de 1957, Franco había dado el pistoletazo de salida a la apertura económica del país. Economistas liberales y tecnócratas del Opus Dei católico tomaron ahora la iniciativa. El Pacto de Estabilidad de 1959 abrió el país a las divisas extranjeras. Los turistas europeos entonces acudieron en masas a un país en el cual presos políticos siguieron siendo ejecutados ocasionalmente por garrote vil.